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Prints 50×70

Un jardín en verano. La naturaleza sigue su curso y puebla los espacios disponibles, indiferente a los deseos y tiempos de los humanos. La vida es un impulso que no puede detenerse. Crecen la hierba, las flores silvestres. El pasto está muy alto, dice alguien, hay que cortarlo. Entonces él activa la cámara y filma, y se deja llevar por las vibraciones de los “panaderos” ante la acción del viento. Se predispone a la contemplación de una escena que primero atrae por su belleza, y que luego se transforma en cadencia, con breves raptos de irregularidad. E intuye, por una natural habilidad para ello, el universo de abstracciones infinitas que sostiene a todas las cosas.

Tiempo después, descubre que los panaderos son plantas “adventicias”. Es decir, que crecen en lugares ajenos a su hábitat natural. Extrañas, mayormente no deseadas.